Cañahermosa: ilusión al rescate del encaste Vega-Villar
Francisco Javier Blázquez emprendió en el año 2015 el proyecto con el que cualquier buen aficionado sueña algún día, formar su propia ganadería de un encaste que necesita de estos locos soñadores para no desaparecer.
Si bien es cierto que desde los años 70 su familia tenía ganado bravo para nutrir de reses los festejos de los pueblos de la zona, la apuesta que hizo Francisco al fallecimiento de su tío Mariano, es digna de alabar. Decidió quedarse con el hierro familiar y tras varios intentos y conversaciones, consiguió adquirir un lote de vacas y un toro de Justo Nieto, de encaste Vega-Villar. Él lo tenía claro desde que se embarcó en este proyecto, quería un encaste diferente, porque el futuro de la tauromaquia necesita aire fresco y renovado ante la monotonía que impera en estos tiempos. El toreo no solo es arte, sino que se precisa de ese punto de emoción, de riesgo y de heroicidad en todo lo que suceda en el ruedo.
La morfología del encaste Vega-Villar era la que más cuadraba con esa apuesta por un encaste minoritario, y el futuro de estas sangres en peligro de extinción pasa por unos toros bajos, armónicos y no sacados excesivamente de tipo tras la corriente del toro grande ande o no ande.
Tras la primera compra de ganado de Justo Nieto, Francisco viajó hasta tierras charras en busca de uno de los pocos depósitos que quedan de esta amalgama de sangre Veragua y Santa Coloma, y adquirió en mayo de 2016 un lote de 15 utreras sin tentar y el semental "Gitano" n°73 de Barcial. En los años sucesivos también ha ido añadiendo varios lotes procedentes de esta misma ganadería, hasta llegar a un total de 140 vacas madre y un segundo semental, con el número 15 y de nombre "Cornicorto".
Una ganadería muy joven que busca afianzarse y encontrar líneas y familias durante estos primeros años para luchar contra uno de sus peores enemigos, la consanguinidad. Objetivo complicado si a esta búsqueda le añades una selección que debe ir acorde al comportamiento de estos animales y lo que se espera de ellos, sin olvidar la corriente actual que exige una mayor duración en la muleta. Muchas son las ideas que pasan por la cabeza de este joven ganadero jienense, que se plantea en un futuro hacer varias pruebas haciendo un salto genético al pasado, cruzando el ganado actual con algo puro de Veragua y con puro Santa Coloma, para intentar conseguir ese refresco de sangres que puede ser vital en el devenir de este encaste; así como juntar las dos ramas principales de "patasblancas" con una aportación de sangre Encinas, vía Galache.
Durante nuestra conversación Francisco Javier Blázquez asegura que: "lucha y fé en los que creemos y lo que nos gusta, no van a faltar para hacer viable la ganadería. Ese tiene que ser nuestro objetivo a corto plazo, puesto que carecemos de cualquier financiación externa. Nuestro futuro próximo se va a centrar en las novilladas con y sin picadores, porque quiero que los patasblancas andaluces vuelvan a las plazas".
Agradecemos a Francisco el trato inmejorable y la gran labor que realizan estos humildes ganaderos, liándose la manta a la cabeza para conservar esas joyas genéticas que la tauromaquia no debe perder. Esperemos que la suerte y el sistema les devuelvan tan admirable esfuerzo.
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