Gloria García Montero-Ríos: el lúgubre destino de los murubes de Toledo
La crisis derivada de la maldita pandemia que sobrevino a todo el mundo hace ya más de un año, ha supuesto daños irreparables en muchos sectores de nuestra sociedad, pero concretamente para el sector taurino, ha sido la puntilla para muchas ganaderías de bravo; que pese a luchar contra viento y marea, capeando con pérdidas millonarias, no van a poder resistir.
Pero no nos equivoquemos, la COVID-19 no es la causante de la desaparición de muchas ganaderías. Lo que realmente ha llevado a este triste e irreparable final, no es más que el putrefacto y arcaico sistema taurino, que lleva décadas imperando y condenando al ostracismo a multitud de ganaderías y de encastes, hasta que finalmente ha llegado este desgraciado golpe de verduguillo para acabar con miles de toros en las frías y lúgubres salas de los mataderos.
Federico García Lorca decía: “el toreo es probablemente la riqueza poética y vital de España. Creo que los toros son la fiesta más culta que hay en el mundo”. Pero a día de hoy, lamentablemente, la tauromaquia es un poco menos rica y sin ninguna duda, menos culta que en la época de don Federico, porque estamos dejando perder esa opulencia de la que gozaba. Hemos dejado perder algo que nunca podremos volver a recuperar, la variedad de una raza única.
El ejemplo de la ganadería de doña Gloria García Montero-Ríos es uno de estos casos. Tras haber heredado la ganadería de su padre, el matador de toros de Borox, Mariano García y después de muchos años luchando lo indecible por mantener la sangre Murube, este hierro toledano (antiguo hierro de Lisardo Sánchez) se está viendo obligado a cargar camiones con destino al matadero y sin saber si alguno de estos viajes, pudiera ser el último.
Escuchar la historia de la voz de su propietaria es impactante y cruel, y debería hacernos reflexionar a todos los que en mayor o menor medida formamos parte de la tauromaquia. Es muy triste ver como estos imponentes toros negros, hondos, voluminosos, carifoscos, y en definitiva, inconfundibles 'murubes', van a acabar en el matadero. Pero más triste aún es pensar que este será el destino final de otros muchos toros cuya genética nunca más podremos volver a disfrutar.
Desde Vida de Bravo queremos agradecer tanto a Gloria, como a Jorge, mayoral de la ganadería, su magnífico trato. Y les deseamos toda la suerte del mundo en el devenir de la ganadería.
Una pena
ResponderEliminarGran ganadera,ha cuidado siempre su ganado concienzudamente,lo lamento desde lo más profundo de mi corazón ,Felicitar a Doña Gloria por la gran ganadera que es y por la persona tan increíble ,a la que tuvimos el gusto de conocer en Chelva .
ResponderEliminarNo echemos la culpa solamente a la pandemia... el mal de la tauramaquia viene de años atras... y este mal está dentro de la misma Fuesta...
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